ROSQUILLAS CASERAS


INGREDIENTES
½ kg de harina de repostería
2 huevos
4 cáscaras de huevo de aceite
2 cáscaras de leche
4 cáscaras de azúcar
2 cáscaras de licor de anís
½ sobre de levadura para repostería
Azúcar glasé
Cáscara de un limón

PREPARACIÓN
Se rompen los dos huevos y se echan en un recipiente. A la hora de romper los huevos, hay que tratar de que quede una mitad de la cáscara más grande que la otra. Utilizaremos esa media cáscara como recipiente de medida para otros ingredientes de la receta.
Así añadiremos a los huevos cuatro cáscaras llenas de aceite, dos de leche, cuatro de azúcar y dos de anís. Se añade también el medio sobre de levadura. Se bate todo bien, y se comienza a añadir la harina poco a poco, mientras se bate con una varilla. Cuando la mezcla empiece a espesar, utilizaremos una cuchara de madera para seguir amasándola.
Debemos controlar el punto de la masa. Debe quedar blanda, ya que si no las rosquillas quedarán secas y duras, pero lo bastante formada para que no se quede pegada en las manos.
Una vez lista la masa, se extiende papel de aluminio sobre la encimera, y vamos formando rulos con la masa, de un grosor como de 1 cm (al freír aumentará el grosor). Luego curvamos cada uno sobre sí mismo hasta darle forma a la rosquilla, pegando ambos extremos del rulo entre sí. Continuamos hasta que estén todas formadas.
Sacamos la cáscara de un limón, pelándolo, pero de forma que se obtengan láminas muy finas, donde no queden restos de la pulpa blanca de la cáscara, porque si no daría amargor. Entonces se pone una sartén mediana con bastante aceite a fuego fuerte, y se fríe la cáscara durante uno o dos minutos. Se retiran las cáscaras de la sartén, y se retira la sartén del fuego, para que se enfríe un poco el aceite. Entonces se vuelve a poner al fuego, pero esta vez a intensidad media.
Se fríen las rosquillas en la sartén, cuidando de que no se doren en exceso, y dándoles la vuelta cuando lo pida. Deben quedar de un tono dorado, bien hechas por dentro, pero sin llegar a quemarse. A medida que se van friendo, se van poniendo sobre papel absorbente de cocina para que se elimine el exceso de aceite.
Una vez fritas todas las rosquillas, se colocan en una fuente, y se espolvorean bien con azúcar glasé. Se dejan enfriar tal cual, sin cubrirlas con ningún tipo de film o papel de aluminio pues se pueden revenir.
Una vez frías ya podremos disfrutarlas. Un consejo; para conservarlas sin que se estropeen lo mejor es tenerlas en una caja de lata, como las antiguas cajas de galletas.